
EL CASO DE ANA: La ambivalencia de sentimientos
El abuso sexual va más allá de edades, pues una persona adulta también puede estar sufriendo un abuso de poder sexual por parte de alguien, lo que conlleva aún más sufrimiento en la víctima pues se le mezcla el sentimiento de culpa y vergüenza y se enfrenta a más juicios por parte de personas externas. Tendemos a pensar que por ser adulto uno tiene más opciones de evitar el abuso y no siempre es así.
Un factor importante, son los sentimientos de ambivalencia hacia el agresor, muy frecuentes en víctimas de abuso, sobre todo si el abuso es intrafamiliar (recordemos que un 80% de los abusos son intrafamilaires). “Amor hacia mi padre que me quiere y me tiene que cuidar y proteger; a la vez que odio y asco hacia ese padre que está abusando de mi”, refiere Ana (nombre ficticio), una paciente de 23 años en consulta, víctima de abusos sexuales por parte de su padre desde la infancia. “¿Cómo podía ser que mi padre me estuviera utilizando de forma tan perversa? ¿y si yo estaba equivocada y malinterpretaba sus manifestaciones de cariño?” Y la tela de araña cada vez era más profunda, más pegajosa.
¿Qué ocurría en este caso de abuso sexual? El agresor, en este caso el propio padre, logró crear una fuerte dependencia emocional a su hija, haciéndole ver lo mucho que le necesitaba y aprovechándose de sus carencias afectivas (aquí encontramos la manipulación del agresor) y la víctima, cada vez estaba más confundida, más perdida, y con menos vida. Ella se definía como “un muerto en vida”, decía que su padre “la había matado por dentro”. Una gran metáfora pues, nada explica mejor un abuso sexual que dicha metáfora: no hay violencia externa (al menos a primera vista) pero sin violencia nadie puede matarte y ella sentía que su padre sí la mataba, la mataba por dentro.
¿Y por qué no pedía ayuda? ¿Por qué no lo contaba? ¿tantos años y no se quejó?¿y si ya era mayor de edad por qué no lo paraba? Por desgracia hizo varios intentos fallidos en los que intentaba pedir ayuda “a su manera”, de forma discreta, de forma indirecta, para ver si alguien se daba cuenta, pero no lograba que la oyeran, la escucharan, la tomaran enserio, miraran más allá de la apariencia y le sacaran esa mascara que llevaba para poder mirar su rostro roto y moribundo y además, su gran sufrimiento era que a la vez que vivía ese horror, en otros momentos su padre era agardable, cariñoso y divertido y ella, lo quería.
La terapia no ha sido fácil, pero por fin ha podido conseguir salir de su situación, empezó terapia con EMDR y poco a poco fue capaz de romper el silencio impuesto sigilosamente por su padre y encontrar esa parte de sí misma que aún vivía en su interior para poder decir “ya no más”. Sola no podía salir, pero acompañada sí y de pronto un día puso fin a su agonía y le dijo: NO. Y el verdugo, de apariencia poderosa quedó consumido a un hombre debilucho e insignificante y la víctima, de apariencia debilucha quedó convertida en una mujer poderosa y llena de resiliencia.
En terapia, emprendimos juntos un viaje hacia la auto superación, la elaboración del duelo por la pérdida de su figura paterna, los sentimientos de ambivalencia, su sentimiento de culpabilidad y vergüenza. Sola no podía, pero acompañada sí podía, logrando encontrar su gran potencial y así resucitar poco a poco a esa muerte interior con la que se definía para volver a decir, tengo vida, estoy viva. Ana sigue en terapia, sanando las heridas y secuelas del abuso sexual, pero lo más importante, ya no sufre abuso sexual.
Si sufriste o piensas que pudiste sufrir abusos sexuales en la infancia, si sigues sufriendo abusos sexuales por parte de tu agresor, no es tu culpa, no eres responsable de lo que te sucedió o te está sucediendo, tu cárcel transparente tiene una puerta y la llave existe. En Psicología Sabadell Sabat te acompañaremos en el camino para que puedas salir de esa vida de cadenas que caracteriza a una persona que ha sufrido abusos sexuales. Con respeto, a tu ritmo, despacio, con esa necesidad de delicadeza que caracteriza tanto a alguien que carga con este sufrimiento tan grande. No estás solo, no estás sola, podemos ayudarte, puedes conseguirlo. Porque sanar, sí se puede.
PSICOLOGÍA SABADELL SABAT
Directora y psicóloga
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